EL MUNDO

7 septiembre 2021

 

Melasma, una antiestética mancha producto del sol que no hay que confundir con el lentigo

Rocío R. García-Abadillo

 

Es importante distinguir entre estas afecciones, ambas producidas por la exposición solar. El melasma es más un problema estético, mientras que el lentigo puede malignizarse y dar lugar a un melanoma

 

Las vacaciones son para disfrutarlas y, tras el encierro y las circunstancias vividas con la pandemia, apetece más que nunca disfrutar del aire libre y del sol, pero cuidado porque a veces se nos olvida que el astro rey deja huella en nuestra piel y la búsqueda ávida por un bronceado potente nos puede costar muy caro. En el medio-largo plazo las consecuencias de la exposición solar pueden ser un cáncer de piel, y en el corto no solo debemos preocuparnos de las temidas quemaduras, sino de daños 'menores' como el melasma.

 

El melasma es una hiperpigmentación de la piel que se puede ver en brazos y otras zonas, pero mayoritariamente en la cara y se suele localizar en frente, mejillas, dorso de la nariz o en el labio superior. Se produce por el daño en el melanocito, la célula que se encarga de dar color a la piel, por la exposición solar. "A lo mejor podemos sumar daños o contribuir al daño de otra forma, pero principalmente es por la exposición solar. Si no hay sol, no hay melasma", subraya Leandro Martínez, jefe de Servicio de Dermatología del Hospital Regional de Málaga.

 

"Puede haber lunares que no identifiquemos o alguna otra cosa, pero como consecuencia directa de la exposición solar la piel reacciona y, aparte de las pequeñas pequitas transitorias, las efélides, principalmente tenemos melasmas o lentigos. Y no suelen ser del último verano, el último verano lo empeora, pero la causa es la exposición solar que hacemos a lo largo de la vida, que no se hace de forma adecuada. Por suerte, la gente es cada vez más consciente del daño solar a todos los niveles, no solo del cáncer de piel, sino del envejecimiento cutáneo y nos cuidamos más", señala el doctor Martínez.

 

Y es que afortunadamente aquellos tiempos de rostros carbonizados como el de Julio Iglesias van quedando atrás. ¿Quién no recuerda la Marbella de los 90 con las Gunillas y los personajes de turno bronceados 365 días al año? "Tenían el típico bronceado que decías 'pero Dios mío, ¿cuántas horas ha dedicado?'. Mezclarían radiación ultravioleta artificial en cabina y muchas horas en playa, piscina, alta mar o lo que fuese", señala Martínez. El especialista continúa: "Hace poco lo reflexionaba con compañeros de profesión y otras personas, por suerte el canon de belleza de verano ya no es ese bronceado. Cada uno tenemos un fototipo de piel, es decir, un color de piel y es el que debemos tener, no intentar que en verano cojamos tres tonalidades más, no tiene sentido".

 

Un canon de belleza obsoleto

Para el doctor Martínez, por suerte ese canon cotiza cada vez menos, "aunque todavía se sigue buscando el bronceado y no existe un bronceado saludable, eso no me canso de repetirlo". El dermatólogo incide en que no hay un bronceado saludable. "Es decir, te puedes estar bronceando de la forma más saludable posible, pero un bronceado saludable no hay porque el bronceado es una respuesta defensiva de nuestra piel al daño solar, por lo tanto, no puede haber bronceado saludable. Por suerte, existe menos la búsqueda de ese bronceado intenso de hace unas décadas, que era el canon de belleza de verano". Martínez se alegra de ver cada vez a más gente en la playa usando sombreros, gorras y otras protecciones. "Pienso que el mensaje va calando y la conciencia cada vez es mayor. Eso no quita que cualquiera nos podemos quemar, pero cada vez hay mayor cultura dermatológica y eso se traduce en una piel más sana y bella".

 

El especialista explica que las pieles se clasifican en seis fototipos, del más claro (1, por ejemplo, las personas pelirrojas) a la piel negra (6). "Aquí en España tenemos mucha gente morena de fototipo 4, que toleran muy bien la exposición al sol, lo cual no quiere decir que no se tengan que proteger también porque se queman, pero toleran mejor. El predominante en España es el fototipo 3, al menos en la zona mediterránea. Es curioso pero los fototipos más altos tienden a veces más al melasma que los fototipos más bajos, las mujeres de fototipo 3-4 a veces tienden más a pigmentarse que los fototipos 1-2".

 

El doctor Martínez señala que más del 90% de los pacientes suelen ser mujeres en edad todavía fértil "porque en el melasma tienen un importante concurso los estrógenos". El melanocito puede ser estimulado por los estrógenos, la hormona femenina por antonomasia explica el dermatólogo. "Por eso si el melanocito está dañado y aumentamos ese posible influjo hormonal, por ejemplo, en el embarazo (el típico paño de la embarazada, que lo llaman) o tomando anticonceptivos u otra toma de estrógenos, cuando el melanocito se exponga al sol manchará la piel".

 

El melasma tiene un carácter principalmente estético, aunque Martínez recalca que "en términos dermatológicamente puros hay una alteración funcional de la piel, pero por suerte no hay malignización, solo tiene una trascendencia estética. En este punto los especialistas incidimos en la importancia del diagnóstico porque hay manchas que la gente sí puede confundir con melasma que sí pueden malignizarse. Melasma diagnosticado no evoluciona y no se maligniza; otras manchas de la piel, cuidado".

 

Es el caso del lentigo. Su nombre, explica el dermatólogo, viene de lenteja. "Son manchas pequeñitas, como pequeñas lentejitas, de ahí su nombre, que pueden aparecer en cualquier zona expuesta pero principalmente en la cara, en el dorso de las manos y también en los hombros y en la zona del escote, es decir, zonas muy fotoexpuestas. Son pequeñas lesioncitas de 3-4-5 milímetros limitadas, más circunscritas, y estas sí se pueden malignizar y dar lugar a lo que llamamos lentigo maligno melanoma o al melanoma en sí", subraya el especialista, quien recuerda que a los lentigos se les puede aplicar la regla de los lunares: si cambian de forma, tamaño o color hay que consultar con un dermatólogo. "Es fundamental tener claro que es un lentigo de características benignas y entonces ya el paciente podrá decidir si quiere tratárselo por motivos estéticos o no. Si por desgracia el lentigo ha dado lugar a un melanoma, entonces sí hay que extirpar y hay que recurrir a la cirugía".

 

Dermatología preventiva para una piel sana

Para salir de dudas, ante cualquier problema en la piel y especialmente después del verano, que es cuando nos hemos sometido a la mayor exposición solar, deberíamos realizarnos una revisión dermatológica. "O, al menos, autoexplorarse y si vemos lesiones nuevas o lesiones que no recordamos que estaban, como es lógico acudir al dermatólogo. Estamos enfocando más acudir como prevención a una posible lesión maligna, pero también la persona que identifique que tiene un melasma o que su cara está manchada que acuda como prevención para seguir teniendo una salud cutánea adecuada. No se trata solo de evitar lo malo, sino de mantener lo bueno. Cada vez por suerte todos tenemos mayor concepto de una dermatología preventiva que mantenga una piel sana, no solo trate lesiones malignas".

 

El melasma también puede afectar a hombres y mujeres en épocas cuyos estrógenos ya no son activos porque el principal factor desencadenante sigue siendo el sol. "Y ojo, esto también lo hemos aprendido en los últimos años, la luz visible, la luz azul también favorece la aparición de manchas. Las pantallas que usamos a diario, tabletas, móviles, ordenadores y los infrarrojos. "Si una persona tiene tendencia a desarrollar melasma se tiene que proteger no solo de la radiación ultravioleta del sol, sino también de la luz azul y de los infrarrojos porque hemos visto que pueden empeorar o dificultar la respuesta al tratamiento".

 

Un tratamiento que ha evolucionado mucho y cuyo abordaje consigue resultados cada vez mejores, según el especialista. "Desde tratamientos tópicos con la hidroquinona que sí que es verdad que es un clásico, es una molécula despigmentante que se utiliza en distintas concentraciones y es muy activa y funciona muy bien; el ácido retinoico; está introducido en los últimos años el ácido tranexámico, que curiosamente se utilizaba para evitar sangrados quirúrgicos y postquirúrgicos y hemos visto que tanto a nivel tópico como oral, porque actúa sobre la plasmina, que es melanogénica -es decir, genera pigmento en la piel-, nos ayuda a tratar el melasma. Utilizamos otro ácido a nivel tópico como es el kójico; cítrico, la vitamina C. Utilizamos en el momento adecuado y, por eso es muy importante el diagnóstico, el láser, fuentes de luz, pero esto es de manera complementaria. El uso de peeling y todo esto, en las dosis adecuadas, nos permite combatir los melasmas de manera que cubrimos las expectativas de los pacientes en la mayoría de los casos".

 

El especialista asegura que con estos tratamientos consiguen que el melasma desaparezca completamente y en los casos de los más resistentes los mejoran tanto que casi desaparecen. "Pero hay que cuidar la piel, deben seguir con un plan de rutina y un tratamiento continuo porque si no la mayoría recae. En esto es fundamental seguir unas medidas de fotoprotección estrictas y no ponerse a broncearse otra vez como si nada porque en el 99% de los casos le volverá a salir el melasma".

 

Martínez destaca que el melasma posiblemente es una de las consultas más frecuentes en dermatología. "Es verdad que a la gente no le gusta tener la piel manchada porque, y eso sí lo hemos evidenciado, una piel con manchas, con irregularidades tiene mayor aspecto de envejecimiento que incluso las mismas arrugas, es decir, la gente cuando tiene la piel homogénea, sin manchas, se le ve una piel más saludable y se considera más joven que si nos focalizamos solo en la arruga. Entonces las manchas, el melasma es algo que se consulta muchísimo en dermatología".